
A mí no me gusta estudiar
¡A mí no me gusta estudiar!. ¿Cuántas veces hemos podido oír esta frase?. Yo personalmente, toda mi vida pero lo curioso es que nunca me había parado a analizarla.
Simplemente, daba por hecho que había personas que por sus limitaciones, o por falta de interés, no eran capaces de poder estudiar y que esto era así y que no tenía solución. A veces decimos, “es que el pobre o la pobre, no da para más”. Mucho ha llovido desde entonces.
Hace ya algunos años, me dediqué a observar las distintas formas de estudiar que empleaban estas personas. Tenía que averiguar el porqué, o mejor dicho, en qué momento decidían abandonar y no tratar ni siquiera de volver a intentar estudiar.
Si os paráis a pensar, estas personas una vez que dicen “no me gusta estudiar”, para ellos se acabó, ya no vuelven a estudiar absolutamente nada. Se apuntan a cursos, a clases presenciales, a distancia, por internet pero nunca la finalizan, la abandonan siempre. Sabido esto, me dije; necesito saber dónde está el fallo, en qué momento dejan de tener la motivación de estudiar y el porqué. Este fue mi punto de partida. Analizar sus errores. Tan simple como eso. En lugar de ver lo que hacen las personas a las que le va bien y luego hacerlo extensivo, lo que hice fue, analizar lo que hacen a los que le van mal, para tener localizadas todas aquellas malas costumbres que conllevan un fracaso, y tratar de buscarles solución.
Lo primero que hice fue partir de esta frase “es que a mí no se me da estudiar”. Pero, ¿qué es lo que no se te da exactamente?, es como el que dice “no sé nada”, algo sabrás, o también el que dice “no lo entiendo” ¿qué es lo que no entiendes? ¿Nada?, ¿una parte?, ¿lo último?, para nuestra frase de partida es igual, “no se me da estudiar” pero, ¿el qué exactamente?, ¿te cuesta leer?, ¿te cuesta memorizar?, ¿entender? O quizás, ¿dedicarle tiempo a algo que implica un cierto esfuerzo?. Al principio me planteé, bueno, hay personas que no están preparadas para estudiar, o que son unos vagos y no se puede hacer nada con ellos. Lo que resultaba curioso, es que muchas de estas personas eran, en otras facetas de la vida, muy dedicadas y sacrificadas con una constancia que brillaba por encima de otras cualidades. Observé que muchos de ellos eran deportistas, y no cualquier deporte, algunos hacían largas distancias corriendo o estaban físicamente muy fuertes. Me tuve que parar y pensar, ¿cómo pueden ser tan constantes en un aspecto en concreto (el deporte) y dedicar tanto esfuerzo, como es prepararse carreras de kilómetros, o lograr cuerpos esculturales y resulta que eran incapaces de aprenderse un tema de 10 páginas?.